Michaela Dunbar, psicóloga: “creía que eran cosas normales, pero son respuestas al trauma”
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Algunos comportamientos cotidianos que muchas personas consideran normales pueden esconder, en realidad, una respuesta al trauma emocional no resuelto. Michaela Dunbar, la psicóloga especializada en trauma y bienestar emocional tras la marca My Easy Therapy, ha compartido varios ejemplos en su cuenta de Instagram, especialmente entre quienes crecieron intentando ser “chicas buenas” y hoy cargan con una ansiedad constante camuflada tras una sonrisa y un listado de logros.
La profesional expone que reacciones como explicar todo en exceso, sentirse culpable por descansar o tener dificultad para pedir ayuda no son simplemente rasgos de personalidad, sino secuelas de haber interiorizado que solo se es valioso cuando se es útil, sumiso o complaciente. Estas dinámicas suelen nacer en contextos familiares o sociales donde expresar emociones o necesidades fue interpretado como una molestia, generando adultos que hoy sufren en silencio por miedo a incomodar.
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Según esta psicóloga, otras conductas como reírse del propio dolor, disociarse ante el estrés o estar constantemente ocupados también pueden ser mecanismos de defensa. El descanso, por ejemplo, puede vivirse como una amenaza cuando no se ha aprendido a estar en calma sin sentirse culpable. Asimismo, la dificultad para aceptar cumplidos o la sensación de que el propio malestar “no es suficiente” para ser relevante pueden reflejar carencias afectivas arraigadas desde la infancia, especialmente en mujeres.
Esta publicación se trata de un “grito a todas las mujeres que fueron las ‘chicas buenas’ creciendo para mantener la paz, y han dominado el arte de ocultar su constante ansiedad, pensar demasiado, dudas sobre sí mismas y preocupación detrás de una máscara de logros y una sonrisa”, resume la experta. En estos casos, la sonrisa o el rendimiento profesional no son muestras de bienestar, sino formas de disimular una herida emocional profunda que nunca fue atendida.
Los profesionales insisten en que cada persona necesita un abordaje individualizado para identificar las raíces de su malestar y trabajar en su recuperación. Estas manifestaciones pueden pasar desapercibidas durante años, malinterpretadas como signos de la propia personalidad, si no se cuenta con un entorno que reconozca su origen. Por ello, acudir a un psicólogo especializado resulta fundamental para transformar patrones que limitan la calidad de vida y recuperar una relación sana con uno mismo.
El Confidencial